Lecciones de pandemia

Editado por Maite González Martínez
2021-03-15 07:55:52

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Primer lote de vacuna cubana Soberana 02

Por: Guillermo Alvarado

El mundo está inmerso en una desigual carrera por la vacunación con la esperanza de contener la pandemia de  la covid-19, evento donde algunos, los menos, marchan en veloces automóviles, otros van en motocicleta y la inmensa mayoría corren a pie y no pocos están descalzos.

Pienso que es la imagen más exacta de la situación, puesto que por ahora el 80 por ciento de los inmunizantes se concentran en unos diez países y el 20 por ciento se distribuye en el resto del planeta, donde hay algunos que por distintas razones no han logrado todavía aplicar una sola dosis.

Hace un año, cuando esta tragedia empezaba algunos tuvimos la esperanza de que nos hiciera mejores, que los gobiernos y los pueblos comprendieran que para salvarnos, había que salvar a todos, pero ahora constatamos que la crisis está sacando lo peor de algunos.

Para muestra está lo que ocurre con Estados Unidos, la potencia más rica y la más egoísta. Hace muy poco, durante una rueda de prensa, le preguntaron a la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, si la administración de Joe Biden  está dispuesta a compartir las vacunas que acumula por millones.

La respuesta fue un tajante “no”, porque primero, dijo, se utilizarán con los estadounidenses.

Muy cerca de esa potencia, a 90 millas náuticas al sur de Florida, está Cuba, pequeño archipiélago sin grandes recursos naturales, brutalmente golpeado por 60 años de bloqueo y la contracción global de la economía, pero que ha mostrado una conducta totalmente diferente.

Su personal de la salud, altamente calificado, ha ido a colaborar para contener la pandemia a donde se le ha pedido, incluso a naciones europeas desarrolladas, demostrando que solidaridad no es dar lo que te sobra, sino compartir lo que tienes.

Muy pronto será el primer país de América Latina y El Caribe en tener sus propias vacunas contra el nuevo coronavirus, un hito histórico, y a nadie le quepa la menor duda de que de ser necesario pondrá este descubrimiento al servicio de los demás.

Así lo hizo, ¿recuerdan ustedes? cuando rescató a los viajeros de un crucero británico al que todos los demás, incluidos los Estados Unidos, le cerraron las puertas, y los puertos, por miedo a la covid-19.

Esto fue un gesto generoso del que no he visto publicado nada en los grandes medios de comunicación, ahora que hacen recuentos e inventarios del primer año de pandemia.

Cuando se le educa en esos valores el ser humano puede ser noble y altruista o, en caso contrario, convertirse en el peor enemigo de su propia especie.



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