Daños colaterales

Editado por Maite González Martínez
2021-04-27 07:06:00

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Se cree que la causa de la tragedia fue por cilindros de oxígeno mal almacenados. Foto / Reuters.

Por: Guillermo Alvarado

Desde diversos lugares del mundo están llegando hasta Iraq mensajes de condolencia, pesar y solidaridad tras la terrible explosión que este sábado destruyó un hospital  para contagiados por la covid-19 y mató al menos a 82 personas y decenas quedaron heridas.

La tragedia en sí misma es sobrecogedora y aterra más en la medida en que se van conociendo detalles, como el hecho de que la causa radicó en varios tanques de oxígeno almacenados sin los requerimientos técnicos mínimos.

Muchos de los decesos, además, ocurrieron porque al trasladar a los enfermos debieron separarlos de los respiradores artificiales, a los que por su condición de gravedad estaban conectados.

Hay coincidencia en que el común denominador de este doloroso hecho está en las pésimas condiciones del lugar, y de toda la infraestructura hospitalaria iraquí en general, así como la corrupción que permea a buena parte del aparato administrativo local.

Pero nada de esto es casual sino el resultado de una guerra injusta lanzada en 2003 por Estados Unidos y sus aliados, con la bendición del Consejo de Seguridad de la ONU y el propósito verdadero de apoderarse de las riquezas energéticas del país mesopotámico.

Todo el mundo sabe que los pilares sobre los que se montó esta invasión fueron que el gobierno de Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva, que apoyaba el terrorismo internacional y aspiraba a construir una bomba atómica. Todos eran totalmente falsos.

Incluso el entonces secretario norteamericano de Estado, Collin Powell, reconoció después cada una de sus patrañas.

Para el pueblo de Iraq fue mucho más que eso, porque causó una ruptura brutal de su vida, su cultura, historia, tradiciones e institucionalidad. Todo voló en pedazos, como le ocurrió a Afganistán y Libia, o cualquier otro lugar al que Estados Unidos haya ido a imponer su “democracia”.

No hay datos exactos de cuánta gente falleció, pero en 2006 la revista médica Lancet estimó un número de 650 mil muertos adicionales, causados por la destrucción de la infraestructura sanitaria de ese país.

Antes de la llamada “Guerra del Golfo” mucha gente de la región viajaba a Iraq para recibir atención médica, que tenía mucho prestigio. Después de la invasión y todos los conflictos que causó, ese sistema colapsó por completo.

Es duro decirlo, pero muchos de los países que ahora enviaron mensajes de aliento a Bagdad, en 2003 mandaron bombas y soldados.

Bien visto, los muertos y heridos en el hospital destruido el sábado son bajas colaterales de una guerra que todavía está latente en esa nación.



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