
Foto: Telesurtv.net
Por: Roberto Morejón
Admirable, sincronizado, emotivo y evidente del poderío de Rusia resultó el desfile del Día de la Victoria, efectuado en Moscú, con la presencia de casi una treintena de líderes mundiales y otros invitados.
La asistencia de decenas de delegaciones extranjeras fue una muestra de rechazo de los intentos de occidente de aislar a Rusia, con el argumento de su intervención en el conflicto en Ucrania.
En la imponente Plaza Roja, en un día frío, pero no gélido, se unieron desde la tribuna compañeros de armas y familiares de soldados y oficiales caídos durante la Gran Guerra Patria.
Sobre la explanada marcharon cerca de 10 mil soldados de distintas ramas del ejército, la armada y la aviación, a quienes los rusos admiran.
Todos destacan que fue el país que más sacrificio y esfuerzo aportó para lograr la rendición de Alemania, el 9 de mayo de 1945.
Durante las operaciones militares, solo en la Unión Soviética fueron destruidas más de mil 700 ciudades, 70 mil pueblos, 32 mil fábricas y perdieron la vida casi 27 millones de personas.
Con su victoria contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial 80 años atrás, el Ejército Rojo hizo un enorme aporte hacia el final de una era de horror, algo que Rusia hoy reafirma.
Lo hace, como dijo el presidente Vladimir Putin, porque Rusia no aceptará la tergiversación de los hechos, se intente justificar a verdugos o se calumnie a los verdaderos vencedores.
A ocho décadas de la barbarie del nazismo, Rusia con su desfile por la victoria reafirmó que será una barrera con el fascismo y rechazará la campaña negativa hacia todo lo procedente de la nación euroasiática.
A esa hostilidad no se suman países como China, Belarús, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Brasil, Egipto, Mongolia, Laos, Vietnam, entre otros, cuyos dirigentes acudieron a Moscú.
Fue llamativa la asistencia del presidente brasileño, Luiz Inacio Lula Da Silva, quien manifestó su objetivo de aumentar su relación comercial con Rusia, desde donde importa sobre todo fertilizantes y diésel.
También fue notable la concurrencia del presidente chino, Xi Jinping, quien en reunión con Putin subrayó la fortaleza de la alianza entre los dos países, expuestos a presiones de Occidente.
La conversación entre ambos líderes tuvo lugar en un escenario singular, pues por estos días los rusos honran la memoria de sus antepasados y recuerdan a las nuevas generaciones la importancia de no olvidar sus raíces.