
Congreso de la ANAP
Por: Roberto Morejón
Con propuestas y debates sobre la estratégica producción de alimentos, marchó en La Habana el decimotercer Congreso de la ANAP, Asociación Nacional de Agricultores Privados, de Cuba.
Inmersos en las inquietudes y sugerencias de cómo producir los alimentos demandados por la población y trabajando para alejarse de la mentalidad importadora, conversaron en esta capital representantes de las más de tres mil organizaciones de base.
La importancia de los campesinos afiliados a la ANAP es crucial, pues son responsables de 70 por ciento de los alimentos enviados a los mercados, aunque en la crisis económica actual es imperativo ser más creativos, organizados y disciplinados.
Con el impacto del recrudecido bloqueo de Estados Unidos y la ubicación de Cuba en la lista de los que en Washington llaman patrocinadores del terrorismo, los labriegos deben cumplir sus contratos y producciones.
No es tarea fácil, pues escasean insumos, la fuerza de trabajo ha decrecido y es acentuado el déficit del sistema electroenergético nacional.
Pero los labriegos tienen espíritu de lucha, de ahí que con más trabajo y unidad muchos agricultores privados ofrecen lecciones de entrega.
Sin embargo, está por ver la asimilación de las mejores experiencias en la eficiencia en todo el mosaico de la agricultura, aun con escaseces materiales, pues urge atender cada hectárea como parte esencial de la cadena alimentaria.
Dirigentes del país y expertos presentes en el congreso de la ANAP subrayaron que la organización tiene el deber de que cada cooperativa se esfuerce en el cumplimiento de los compromisos, a partir de la abnegación y la eficiencia.
Momento singular fue cuando muchos delegados abogaron por el enfrentamiento al robo, la corrupción y la indisciplina, causa por la cual se generan pérdidas notables.
Independientemente de cierta tendencia a rejuvenecer los colectivos dedicados a las faenas agrícolas, el congreso se pronunció por esforzarse más para atraer a exponentes de las nuevas generaciones, pues el futuro de la agricultura depende de ellos.
Queda por delante seguir trabajando en los campos en condiciones muy duras, tanto por el implacable sol como por la carencia de insumos.
Pero habrá que combinar las políticas públicas con innovación, utilizar los bioproductos, adquirir la diversificación productiva, explotar más las potencialidades y encontrar alternativas para acercarse al incremento de las producciones agropecuarias y cañeras.