Por: Roberto Morejón
El surgimiento de nuevos focos geográficos con potencialidades de desarrollo insta a América Latina y el Caribe a buscar nuevas aristas para la cooperación extra-regional.
El apogeo de China y los avances de India, el Grupo BRICS y la ASEAN, Asociación de Naciones del Sudeste asiático, configuran un escenario en el que Estados Unidos deja de monopolizar las opciones, además de que las ofrecidas llevan consigo condicionamientos e imposiciones.
Para la región al sur del Río Bravo, el nuevo panorama abre posibilidades de diversificación de nexos y de reducción de ataduras estructurales y geopolíticas.
China se manifiesta como un interlocutor serio y potente y debe tomarse nota de los provechos extraídos de una relación comercial que creció en el tiempo.
Los intercambios rebasaron los 500 mil millones de dólares en contraste con los 12 mil millones reportados en el año dos mil.
Beijing adquiere en esta parte del Hemisferio Occidental materias primas, ofrece financiamientos para infraestructuras y proporciona tecnologías.
El Foro entre China y la CELAC, Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, realizado en Beijing recientemente y que contó con un discurso inaugural del presidente Xi Jinping, se mostró auspicioso para esta parte del planeta.
El Plan de Acción Conjunto CELAC-China para la Cooperación en Áreas Comunes emitido por la referida reunión ministerial exhibe interesantes objetivos de trabajo hasta 2027.
China brindó en el foro un abarcador esquema de cooperación con una gran riqueza en potencialidades, acorde con las urgencias y expectativas de esta región.
En Beijing se habló de inversiones industriales, multilateralismo, creación y fortalecimiento de empresas, construcciones portuarias, intercambios de alimentos, investigaciones en tecnología e información y transición energética.
El Jefe de Estado chino abordó la posibilidad de financiamientos en casi 10 mil millones de dólares y abogó por conversar sobre turismo.
De manera que en un territorio con altos índices de pobreza y desigualdad, contar como asociado comercial con China es promisorio, y ahora solo resta llevar a la práctica ideas, planes y conceptos.
Y debe hacerse sabiendo que Estados Unidos desató una guerra comercial con China, a la que este último ha respondido con presteza y energía.
Aun así, América Latina y el Caribe pueden contar con un acuerdo vital de cooperación internacional para el desarrollo, con la vista puesta en el cumplimiento de la Agenda 2030 de la ONU.
Para robustecer vínculos con China deben eliminarse prejuicios, alentados por el poder mediático, Washington y Bruselas.
