Paraíso armado

Editado por Maria Calvo
2025-06-02 10:32:39

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Escena del crimen. Imagen ilustrativa

por Guillermo Alvarado

La retórica ampulosa del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien intenta convencer al resto del mundo de que ese es un país maravilloso, genial, casi un paraíso, choca contra la obstinada realidad de una violencia armada arraigada entre la sociedad.

En las últimas horas dos incidentes demostraron los riesgos que corren los ciudadanos en los sitios más insospechados. Uno de ellos ocurrió durante una fiesta en una residencia situada en el condado Catawba del estado de Carolina del Norte.

Sin que se conozcan aún los motivos en medio del jolgorio se desató un tiroteo que dejó un saldo preliminar de un muerto y una decena de heridos, uno de ellos con riesgo de perder la vida y los otros con lesiones de gravedad.

El otro hecho  tuvo lugar en Boulder, Colorado, cuando un individuo lanzó bombas molotov contra un grupo de personas que manifestaban a favor de la liberación de los israelíes retenidos en Gaza, que es el pretexto del régimen sionista de Tel Aviv para perpetrar el genocidio contra el pueblo palestino.

Atacar a civiles desarmados en cualquier lugar del mundo donde esto ocurra siempre es un acto reprobable.

Estos dos sucesos confirman la tesis de que en Estados Unidos la violencia se ha normalizado y que la mayoría de las víctimas suelen ser personas indefensas, cuyo derecho a la vida y la integridad física es brutalmente negado.

Para que se tenga una idea, la organización no gubernamental Archivo de Violencia Armada reportó que sólo en los primeros once meses de 2024 ocurrieron en el paraíso capitalista cerca de 500 tiroteos masivos, es decir alrededor de 1,5 cada día.

Como consecuencia murieron 15 mil 717 personas, una cifra que supera fácil la cantidad de bajas en un conflicto armado de baja intensidad, como los que ocurrieron en Centroamérica en la segunda mitad del siglo pasado.

Un hecho que está en la raíz de esta tragedia es la enorme cantidad de armas de fuego que están en manos de la población y que según diversas fuentes suman 390 millones entre pistolas, revólveres, rifles y fusiles de alto calibre.

Esas, por supuesto, corresponden a las que están registradas, pero es imposible calcular cuántas de mueven por medio del mercado negro.

Hay, además, 25 estados donde se eliminó el requisito de tener licencia para portar un artefacto de estos, lo cual eleva el riesgo de recibir una bala en el lugar más insospechado, como iglesias o escuelas.PARAÍSO ARMADO

La retórica ampulosa del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien intenta convencer al resto del mundo de que ese es un país maravilloso, genial, casi un paraíso, choca contra la obstinada realidad de una violencia armada arraigada entre la sociedad.

En las últimas horas dos incidentes demostraron los riesgos que corren los ciudadanos en los sitios más insospechados. Uno de ellos ocurrió durante una fiesta en una residencia situada en el condado Catawba del estado de Carolina del Norte.

Sin que se conozcan aún los motivos en medio del jolgorio se desató un tiroteo que dejó un saldo preliminar de un muerto y una decena de heridos, uno de ellos con riesgo de perder la vida y los otros con lesiones de gravedad.

El otro hecho  tuvo lugar en Boulder, Colorado, cuando un individuo lanzó bombas molotov contra un grupo de personas que manifestaban a favor de la liberación de los israelíes retenidos en Gaza, que es el pretexto del régimen sionista de Tel Aviv para perpetrar el genocidio contra el pueblo palestino.

Atacar a civiles desarmados en cualquier lugar del mundo donde esto ocurra siempre es un acto reprobable.

Estos dos sucesos confirman la tesis de que en Estados Unidos la violencia se ha normalizado y que la mayoría de las víctimas suelen ser personas indefensas, cuyo derecho a la vida y la integridad física es brutalmente negado.

Para que se tenga una idea, la organización no gubernamental Archivo de Violencia Armada reportó que sólo en los primeros once meses de 2024 ocurrieron en el paraíso capitalista cerca de 500 tiroteos masivos, es decir alrededor de 1,5 cada día.

Como consecuencia murieron 15 mil 717 personas, una cifra que supera fácil la cantidad de bajas en un conflicto armado de baja intensidad, como los que ocurrieron en Centroamérica en la segunda mitad del siglo pasado.

Un hecho que está en la raíz de esta tragedia es la enorme cantidad de armas de fuego que están en manos de la población y que según diversas fuentes suman 390 millones entre pistolas, revólveres, rifles y fusiles de alto calibre.

Esas, por supuesto, corresponden a las que están registradas, pero es imposible calcular cuántas de mueven por medio del mercado negro.

Hay, además, 25 estados donde se eliminó el requisito de tener licencia para portar un artefacto de estos, lo cual eleva el riesgo de recibir una bala en el lugar más insospechado, como iglesias o escuelas.



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