José Martí, obra del pintor granmense Alexis Pantoja

Por: Leipzig del  Carmen Vázquez García*

Cuba fue cuna de un  hombre destinado a iluminar el camino de su pueblo: José Martí.

Muchos dicen que hasta las palmeras inclinaron sus hojas en señal de reverencia ante la llegada de quien sería la voz de los oprimidos, el faro de la esperanza en medio de la noche colonial.

Martí, desde su temprana infancia, sintió el palpitar de una patria herida, el dolor de una nación encadenada.

Martí no solo fue un intelectual brillante, un orador elocuente, un poeta insigne. Fue, ante todo, un hombre de acción, un apóstol que predicó con el ejemplo y a quien muchos le han cantado, le han escrito o le han dedicado su pincel.

Entre ellos sobresale el artista granmense Alexis Pantoja, conocido como el pintor de la palabra.

José Martí en Dos Ríos, bajo el cielo azul y el sol inclemente, encontró su destino final. Cayó en combate, con la frente en alto y el corazón lleno de esperanza. Su muerte, lejos de apagar la llama de la revolución, la avivó con más fuerza. Martí, el hombre, se convirtió en mito, en símbolo, en guía eterna para el pueblo cubano.

*corresponsal de Radio Habana Cuba en Granma