Por: María Josefina Arce.
Todos los años en la última semana del mes de febrero desde todas partes del mundo se dan cita en La Habana, en el Festival del Habano, los amantes del tabaco cubano y profesionales de ese sector.
Entre los que viajan a nuestro país también se encuentran personalidades de la cultura, la gastronomía, el deporte y la moda, así como coleccionistas.
En su vigésimo primera edición el Festival del Habano cuenta como ya es tradicional una amplia participación foránea. Más de dos MIL personas están presentes en el encuentro que les permite además de adentrarse en una tradición de siglos y darse el privilegio de probar los nuevos habanos que se presentan.
Son muchos los que repiten su visita a nuestro país, deseosos de experimentar las delicias de un buen habano, en un ambiente tranquilo y acogedor.
Y es que la cita no contaría cada año con esa nutrida participación si Cuba no brindara las condiciones necesarias y garantizara la seguridad de todos.
Aunque se intenta presentar al territorio cubano como escenario de supuestos ataques sónicos que afectaron a familiares de diplomáticos norteamericanos y canadienses acreditados en La Habana, lo cierto es que no se ha presentado ninguna prueba al respecto.
La profunda investigación realizada por destacados científicos y expertos cubanos no arrojó ninguna evidencia de esos ataques, en los que Estados Unidos se apoyó para reducir su personal en La Habana y en un primer momento emitir una alerta de viaje.
El suceso tiene para muchos un profundo matiz político, un interés de desvirtuar la realidad de Cuba, que goza de estabilidad política y social y que cada año recibe a millones de turistas de todas partes del mundo.
A la Mayor de las Antillas también viajan presidentes, jefes de gobierno y delegaciones de diversos países. Jamás ninguno de esos funcionarios se ha quejado de algún problema de salud o de otra índole durante su permanencia en el archipiélago cubano.
Los millones de turistas disfrutan de nuestras playas y otros lugares de gran belleza natural, caminan por nuestras calles y se entremezclan con toda tranquilidad con los cubanos para conocer su historia y su cultura.
Muchos viajan en varias ocasiones a Cuba, pues se enamoran de este pequeño país del Caribe, de gran belleza, pero también poseedor de un pueblo hospitalario y solidario.
Si en Cuba se atentara contra la salud de alguien, no se incrementaría cada año el número de visitantes extranjeros, que en muchos casos vienen con su familia, incluidos niños pequeños.
Tampoco sería tan amplia la presencia de personalidades y profesionales de todo el mundo en eventos tan importantes como la Feria Internacional del Libro de la Habana, el Festival del Jazz y el del Habano, donde en un ambiente seguro, tranquilo y amigable comparten sus experiencias y se unen con los cubanos.