Asamblea Nacional del Poder Popular. (Imagen de archivo/RHC)

Por Roberto Morejón

El parlamento cubano llamó a los pobladores a movilizarse y priorizar la producción de alimentos, cuando el país destina una suma elevada en divisas a la compra en el exterior de renglones consignados a la canasta básica.
 
En la más reciente sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, los diputados enfatizaron en la implementación de la Ley de Seguridad Alimentaria y Educación Nutricional, aprobada en 2022, pero con resultados aún por desarrollar.
 
Informes oficiales dieron cuenta de que hasta mayo las principales producciones agropecuarias en la mayor de las Antillas exhibieron aportes desfavorables, con incumplimientos y decrecimientos en relación con igual etapa de 2022.
 
Mucho tuvieron que ver en esas entregas alejadas de las expectativas la ampliación de una agricultura extensiva, con dificultades para disponer de fertilizantes, plaguicidas, combustibles, alimento animal y otros insumos indispensables.
 
Además de problemas organizativos y de gestión influyen en Cuba el déficit de mano de obra por éxodo hacia ciudades, la pandemia, la crisis por el cambio climático y la guerra en Ucrania, con su impacto en los mercados y la inflación globales.
 
Cuba asimismo tiene escasas reservas de divisas para adquirir recursos en el exterior a causa del bloqueo de Estados Unidos.
 
En ese contexto adverso, la aplicación de la Ley de Seguridad Alimentaria, en busca de reducir la dependencia de las importaciones, se hace más compleja, en un panorama interno donde la inflación hasta mayo fue de 15 por ciento.
 
La nación caribeña debe importar casi 80 por ciento de los alimentos dirigidos al consumo, un gasto millonario imposible de solventar por el erario público y cuando la recuperación gradual de la economía no alcanza aún el ritmo necesario.
 
El gobierno instruyó a los municipios a hacer balances de producciones y demandas de alimentos e identificar  los renglones que pueden ser autosostenibles.
 
Se concibe además que los nuevos actores económicos, incluyendo micro, medianas y pequeñas empresas se integren a las estrategias de desarrollo municipal.
 
Es cierto que la propiedad mayoritaria de la tierra en Cuba es estatal, pero en tiempos de crisis la agricultura a mediana y pequeña escala adquiere papel protagónico.
 
Todas las formas posibles, incluyendo la reanimación de las familias en los campos de la crianza de animales domésticos y parcelas adjuntas a las viviendas, junto a la organización de los sistemas alimentarios en la base, deben ayudar al rescate de la hoy declinante cultura productiva.