
Líder sionista viajó a Hungría y a Estados Unidos a pesar de que tiene una orden de captura emitida por la Corte Penal Internacional (CPI).
por Guillermo Alvarado
El primer ministro sionista, Benjamín Netanyahu, burló a la justicia internacional y realizó dos visitas en pocos días, la primera a Hungría donde fue recibido con honores, y la segunda a Estados Unidos para entrevistarse con el presidente Donald Trump.
La gira se llevó a cabo a pesar de que el jefe de gobierno de Israel tiene una orden de captura emitida por la Corte Penal Internacional (CPI), donde fue señalado de cometer el delito de genocidio contra la población palestina en la Franja de Gaza.
Se trata de un delito grave, imprescriptible y, además, de persecución obligatoria en todo el planeta, pero tanto Budapest como Washington hicieron caso omiso y demostraron que la justicia no es un derecho para todos y hay ciertos sectores con abierta impunidad.
El viaje del líder sionista también contó con la complicidad de Francia, que permitió el vuelo del avión por su espacio aéreo soberano a pesar de estar obligado a acatar las decisiones de la CPI.
Resulta que París se reserva el derecho de veto a los dictámenes de la Corte, o sea que cuando le conviene hay justicia, y cuando no, voltea hacia otro lado.
Es una posición muy cómoda para el país donde nacieron los principios adoptados por la humanidad como valores universales, como lo son la libertad, igualdad y fraternidad.
Durante su entrevista con el aspirante a emperador Trump, Netanyahu por supuesto que apoyó la guerra arancelaria y para quedar bien con su patrón –recuerden que Estados Unidos no tiene amigos ni aliados- prometió eliminar los impuestos a los productos del país norteamericano.
En una negra jornada donde las bolsas de valores, desde oriente hasta occidente, siguieron en picada debido a las perturbaciones mundiales ocasionadas por el jefe de la Casa Blanca, el primer ministro israelí apoyó con entusiasmo la aplicación de aranceles a un grupo grande de países.
Un dato interesante es que mientras esperaba a su visitante, Trump ignoró por completo las preguntas de los periodistas allí presentes sobre la caída de los mercados bursátiles.
También mandó a cancelar la conferencia de prensa programada para después de la entrevista con Netanyahu y a cambio tuvo una reunión en el Despacho Oval con un grupo pequeño de comunicadores que le resultan cómodos.
Esto indica que el magnate no quería escuchar ningún cuestionamiento a la piedra que lleva en el zapato y que ya causa preocupación incluso entre sectores de la gran banca de su país, lo que no es un tema menor.