
Donald Trump, está preparando un proyecto de ley
por Guillermo Alvarado
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está preparando un proyecto de ley que con su retórica ampulosa él mismo califica como “grande y hermosa” y que muy bien podría ser el principio del fin de ese país como primera potencia mundial.
Si fuese a hacer un apretado resumen de lo que dicha legislación representa a nivel económico y social, este es simple y llanamente dar mucho más a los ricos y quitarles casi todo a los pobres, es decir llevar al extremo las ya graves disparidades existentes en la nación norteña.
En principio el magnate propone una reducción de 163 mil millones de dólares de recortes en el gasto federal para el próximo año fiscal, que en ese país no corre igual que el calendario, pues comienza el 1 de octubre y finaliza el 30 de septiembre siguiente.
El problema es que ese dinero saldrá de los servicios públicos básicos que van directo a la gente común, mientras por el contrario, aumentarán en 13 % los gastos de defensa y en 65 puntos porcentuales los de seguridad nacional.
Junto con eso se ampliarán generosamente las exenciones de impuestos para las grandes empresas privadas y los sectores más ricos.
De acuerdo con un artículo del economista Michael Roberts, publicado en el sitio Rumbo Alterno, los recortes en el programa Medicaid, que provee atención de salud a los menos favorecidos, son particularmente brutales.
Estados Unidos, nos recuerda el autor, es la única economía avanzada de todo el mundo que no tiene un sistema de cobertura sanitaria universal, pues este servicio se basa en la obtención de un seguro.
De hecho, el gasto en atención médica y medicamentos es uno de los mayores componentes en el presupuesto de las personas en ese país, por encima de recreación o alojamiento.
Medicaid mantiene a flote sobre la línea de la pobreza al 45% de los habitantes de Estados Unidos y los recortes a esa red dejarán sin seguro médico a millones de familias.
Como afirma Roberts, esta iniciativa es neoliberal con esteroides pues repartirá más para los ricos, la industria armamentística y los grandes consorcios y menos en servicios públicos para la mano de obra y las pequeñas empresas, que quebrarán en masa causando una oleada extra de desempleo.
El gasto público se reducirá, es cierto, pero sólo en la porción dirigida a aliviar las necesidades urgentes de las mayorías y para los demás, los acomodados, habrá una derrama extraordinaria de dinero, una combinación muy peligrosa, casi explosiva, que ya llevó a la ruina a varios imperios, pero de eso Trump no sabe mucho.