Por: Guillermo Alvarado
Tras una frágil victoria en el referendo sobre reformas constitucionales, que todo el mundo sabe que se logró en base a una guerra sucia sin precedentes en Bolivia, la derecha conservadora pretende ahora derrocar al presidente Evo Morales, denunciaron altos funcionarios del ejecutivo de la nación andina.
La ministra de Transparencia y Lucha contra la Corrupción, Lenny Valdivia, dijo que hay una arremetida despiadada contra el jefe de Estado, sobre todo en el uso de las llamadas redes sociales, donde se difunden mensajes destinados a dañar la imagen del gobernante y debilitar su gestión.
Carentes de otros argumentos, porque los resultados de una excelente gestión de 10 años que le devolvieron la dignidad al pueblo y un lugar distinguido al país en el concierto de las naciones, están a la vista de todo el mundo, los opositores recurren a la mentira, la calumnia y las agresiones personales para empañar la figura de Evo.
Una de las últimas maniobras es la ridícula pretensión de convertir un episodio de su vida íntima en un problema de Estado y para ello cuentan con el ferviente apoyo de la “gran” prensa, al servicio de la oligarquía y que se ha cuidado muy bien de no mencionar los extraordinarios avances de Bolivia en la última década.
En el centro de la trama figura Gabriela Zapata, una antigua pareja del presidente que aprovechó algunos contactos personales en el ejecutivo para presuntamente cometer actos ilícitos, por los que ahora está detenida mientras se investigan los pormenores del caso.
El vicepresidente Álvaro García Linera aseguró que los hermanos de Zapata tienen vínculos con dirigentes opositores, en particular con Jorge Quiroga y Samuel Doria Medina, quienes estarían detrás de todo el montaje para intentar desprestigiar al presidente.
Al margen de las bajezas políticas de sus opositores, Evo ha mantenido la ecuanimidad y recordó a sus seguidores que se perdió el referendo, pero la pelea por construir un mejor país, más justo y solidario, continúa.
"Hemos perdido una pequeña batalla contra el imperio, pero la guerra sigue, la lucha sigue, vamos a seguir aún con más fuerza", aseguró.
Lamentó, asímismo, que durante la campaña por el referendo, y tampoco después de conocerse los resultados, la derecha haya propiciado un profundo debate programático ni ideológico y que todo se haya centrado en la guerra sucia.
El presidente recordó que, a diferencia de los opositores, el Movimiento al Socialismo sí tiene un programa definido, que pasa por reducir de manera drástica la pobreza, al 8 o 7 por ciento en 2020, y erradicarla para el 2025.
Tampoco renunciará el ejecutivo a los proyectos de inversiones destinadas a convertir a Bolivia en el corazón energético de América del Sur, aprovechando su privilegiada posición geográfica y sus fronteras con numerosos países.
Frente a estos programas, sus adversarios, con el apoyo de Estados Unidos y fuerzas conservadoras de la región, solo cuentan con la desinformación, la calumnia y la suciedad, armas favoritas de quienes añoran un pasado lacayuno y genuflexo.