
Fotos: Cortesía de la entrevistada
Por: Nuria Barbosa León
Michelle Poungui, reside en la capital de Gabón, Libreville. Estudió en la Facultad de Ciencias Médicas “Victoria de Girón” de La Habana y vino en el programa de autofinanciamiento. Sus padres financiaron los primeros años de estudio pero con posterioridad pudo acceder a una beca gratuita financiada por el gobierno de su país.
Como miembro de la comunidad estudiantil gabonesa en Cuba integró el Buró Ejecutivo del CEGC (Consejo de Estudiantes Gaboneses en Cuba), del cual ella fue una de sus fundadoras y la presidió en el período 2022-2023. Con posterioridad en el 2024, acompaña al presidente actual en calidad de vicepresidente.
«Mi adaptación a la vida en Cuba fue de a poco. Viví el azote de la pandemia por COVID-19 y realicé varios meses de confinanmiento social en la residencia estudiantil, lo que me permitió convivir con estudiantes de varios países. Eso me ayudó a ser más independiente en la toma de decisiones y comprender mejor otras culturas», relata la joven.
Califica de buena la atención recibida por parte de los profesores y del personal universitario, «algunos fueron muy atentos y dedicados, otros más distantes», precisa y reconoce que estudiar en Cuba no le parece difícil en lo académico, pero sí requiere organización y motivación personal, «lo más importante es saber adaptarse al sistema y a las condiciones del entorno».
Reconoce el papel jugado por la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana que ha graduado 31 180 médicos de 122 países, de África 2 534, de América 26 233, de Asia 2 165, de Europa 7 y de Oceanía 241. En la actualidad, tiene una matrícula 1 877 estudiantes de 100 países.
Hoy siente atracción por la Oftalmología y la Ginecología, aunque el conocimiento recibido acerca del funcionamiento del sistema de salud cubano en el nivel comunitario le parece muy interesante para poder aplicarse en otras latitudes, enfatizando en los programas médicos contra enfermedades infecciosas o crónicas no transmisible y en los protocolos escritos para combatirlas.
Por eso desea al regresar a Gabón trabajar en un área que le permita unir la práctica médica con un impacto real a nivel comunitario, porque Cuba le enseñó a adaptarse a las adversidades, tener paciencia y solucionar temas con pocos recursos materiales a mano. «Estudiar y vivir en un entorno diferente al mío me ayudó a conocerme mejor, salir de mi zona de confort y crecer como persona», sentencia Michelle Poungui.
Como representante de los estudiantes gaboneses estuvo inmersa en la celebración por el Día de África (25 de mayo), una jornada con dísimiles actividades culturales y académicas, que reúne a las representaciones diplomáticas y estudiantiles de los países africanos.
Esa semana culmina tradicionalmente con una gran comida donde cada delegación está invitada a presentar platos típicos de su país. Para la edición de este año, los estudiantes organizaron el menú que consistió en pollo asado al chocolate indígena; berenjenas con sardinas enlatadas; costillas ahumadas con espinaca; cordero salteado con vegetales; arroz blanco, plátanos hervidos y grilles, jugo de jengibre y de bissap (bebida a base de flores).
«Escogimos recetas que se pudieran realizarse con ingredientes de fácil acceso en Cuba, incorporando también productos propios de nuestra cultura que ya teníamos disponibles. La comida fue todo un éxito y una fuente de gran satisfacción y orgullo para todos los presentes», precisó.