La presencia poco conocida de Martí, Guiteras y Raúl en el cuartel de San Luis

Editado por Bárbara Gómez
2018-06-29 20:08:58

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Una historia que llena de orgullo a los sanluiseros atesora el cuartel convertido en museo.Foto:Eduardo Palomares.Granma.

Por: Eduardo Palomares Calderón.Granma.

Pocas veces acontecimientos de tanta relevancia en la historia patria, y a la vez tan distantes en el tiempo, coinciden en una modesta instalación de una pequeña ciudad, como los que atesora el museo del municipio santiaguero de San Luis, declarado Monumento Nacional el 19 de mayo del 2003.

Fueron las fuerzas coloniales españolas las que dieron vida al lugar, al erigir en él un cuartel de caballería, todo de madera, que por su estratégica posición a las puertas de Santiago de Cuba, se convertiría con más de mil efectivos en un bastión que jamás atacaron los valerosos mambises.

Para develar el primer hecho en el patio ahora cementado, pues con el tiempo cambió parte de la estructura a mampostería, la licenciada en Historia, Melba Pérez González, expone que allí, donde un obelisco trunco marca el sitio exacto, permaneció el cadáver del Héroe Nacional José Martí, el 26 de mayo de 1895.

«El cuerpo del Apóstol –refiere la museóloga–, había pernoctado en Palma Soriano, y camino a Santiago de Cuba es traído a este sitio fuertemente custodiado, para impedir el rescate que ya habían intentado las huestes mambisas a su paso por Hatillo. Después de unas horas sería llevado al paradero del ferrocarril, para proseguir el traslado en tren».

De aquella época la investigadora añade que en la celda de trasiego –del que, por el citado hecho, adoptaría en la república mediatizada el nombre de cuartel José Martí– guardaron prisión Marcos Maceo (padre de la gloriosa familia Maceo-Grajales), su hijo Rafael, y Guillermón Moncada, antes de ser conducido al cuartel Reina Mercedes, convertido luego en Moncada, en Santiago de Cuba.

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«Transcurridos 28 años –prosigue Pérez González–, ante el caos en que sume Gerardo Machado a nuestro país, el líder antimperialista Antonio Guiteras Holmes planifica la toma de cuarteles en varias ciudades de la antigua provincia de Oriente, y junto a los de la entonces Victoria de las Tunas, Holguín y Santiago de Cuba, incluye al de San Luis.

«Guiteras conocía San Luis y mantenía aquí estrechas relaciones con miembros de la organización que encabezaba (Unión Revolucionaria), como Antonio López Rodón, a quien responsabiliza con todo lo relacionado al levantamiento, cuya fecha al unísono con los restantes sería el 29 de abril de 1933».

Ese día, poco antes de la seis de la mañana, 29 hombres al mando de López Rondón atacan la guarnición integrada por 31 miembros del ejército. Un grupo formado por diez revolucionarios hostiga por el fondo, otro con 12 penetra por el frente para tomar las armas que
entregarían al pueblo, y el tercero de siete compañeros toma la oficina y corta las comunicaciones.

Del balance de la sorpresiva acción correspondieron al ejército dos muertos y cuatro heridos, mientras que los asaltantes no sufrieron baja alguna. Al conocer el hecho, la población acude enardecida, y luego de recibir las armas se suma a la toma de la estación de la policía, el ayuntamiento, la junta electoral, correos y telégrafos.

Desde Las Tunas y Holguín trascienden noticias de acciones, en Santiago de Cuba, donde se encuentra Guiteras, no ha pasado nada, y al no tener comunicación con San Luis, el revolucionario decide trasladarse en auto para conocer lo sucedido. Así se suma al alzamiento y da indicaciones de protegerse en las montañas.

Por la delación de un soldado escapado del cuartel, llega a Palma Soriano la noticia del ataque que pronto conocerían en Santiago de Cuba. De ambas ciudades se envían fuerzas que desatarían una cruel cacería, ya que prácticamente por cada uno de los soldados muertos en el asalto son asesinados más de siete sanluiseros.

De los 15 mártires de la jornada solo caen en acción, al enfrentar valerosamente a un grupo de guardias que acudían a caballo en la zona de Santa Isabel, los revolucionarios Julio Castillo Tornés, Francisco Vidal Montel, Amador Montes de Oca Meléndez y Luis Milanés Sorzano.

Completan el listado los asesinados impunemente: Luis Asencio Severo Zayas, Antonio Hernández Paz, Alejandro Barbán Arias, Modesto Guevara, Juan López García, Juan Miguel Furé, Porfirio Cuesta, Erasmo Téllez Artires, Manuel Rasúa Formesa, Julio Carrasco y José Beltrán.

Hoy llama la atención la coincidencia que rodea al acontecimiento con el ataque al cuartel Moncada organizado y dirigido por Fidel, el 26 de julio de 1953. Ambos, al amanecer, persiguen el factor sorpresa, y tienen entre sus objetivos tomar armas para entregar al pueblo, llamar a la huelga y proseguir la lucha en la montaña. Ambos, terminan en un baño de sangre por los regímenes de turno.

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Tal vez esa similitud quiso la historia concretarla aún más a la distancia de 20 años, cuando en la misma celda que ocuparan en la colonia los generales mambises Rafael Maceo y Guillermón Moncada, fue detenido tras participar en el ataque al Moncada el joven asaltante y hoy General de Ejército y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, Raúl Castro Ruz, el 29 de julio de 1953.

«Él deseaba aproximarse a su natal Birán y según relato atribuido a sus captores –dice la museóloga, quien anhela contar algún día con el valioso testimonio de Raúl–, en una emboscada tendida entre Dos Caminos y San Luis, es interceptado al aproximarse (al parecer por la carretera y no por la línea férrea), al puente de San Rafael.

«Al principio –prosigue sobre este otro hecho que la llena de orgullo por el museo al que ha dedicado más de dos décadas–, hubo cierta duda sobre si dejarlo continuar o trasladarlo al cuartel, pues su rostro de niño alejaba para algunos uniformados la posibilidad de que estuviera involucrado con los sucesos de Santiago de Cuba.

«Identificado en el cuartel, lo encierran en la celda de trasiego por unas horas, hasta que los guardias reciben las orden de llevarlo para el cuartel de Palma Soriano, de donde será trasladado en Santiago de Cuba al Moncada, antes de entregarlo al Vivac y ser conducido por último a una quinta celda en la prisión de Boniato».

Orgullo del pueblo sanluisero, 29 de abril lleva por nombre el museo, que cada año en la fecha es escenario de un asalto simbólico, mientras que los 26 de mayo reedita su acto en la ruta funeraria de Martí, y los 29 de julio recuerda la permanencia de Raúl en la celda aún conservada.



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