Imagen / RHC / Aida Díaz
Por: Pedro Martínez Pírez
“Nunca como ahora el deporte cubano de la Revolución, parte entrañable del orgullo nacional, ha dado un servicio tan grande a la Patria con su enorme valor simbólico. La ciclópea actuación ante un mar de adversidades y la furia enemiga, serán “sol naciente” y corazón para Cuba”.
Esa magistral definición de la actuación de los deportistas cubanos en las Olimpiadas de Tokyo, la emitió este domingo en La Habana el destacado intelectual villaclareño Omar Valiño, Director de la Biblioteca Nacional José Martí.
Y el hecho de que la actuación cubana en las Olimpiadas de Tokyo cerrara con la victoria de un boxeador de Cuba, Andy Cruz, frente a un estadounidense, Keyshawn Davis, le otorgó un sabor especial a la séptima medalla de oro de los deportistas cubanos, que lograron que el país, al ocupar el lugar 14 del medallero, cumpliera sus pronósticos de mantenerse entre las 20 naciones del orbe.
“Qué lindo despertar le ha dado Andy a todo nuestro pueblo, una vez más David le gana a Goliat, venció la resistencia, la perseverancia, la dignidad y el patriotismo”, escribió este domingo en su página de Twitter el presidente de Cuba, ingeniero Miguel Díaz-Canel Bermúdez, resumiendo el sentir de muchos cubanos.
De nuevo fue el boxeo el deporte más destacado para Cuba en Tokyo, pues sus peleadores alcanzaron cuatro de las siete preseas doradas, el mismo número de medallas de oro alcanzado por Canadá y Brasil.
Pero Cuba, afectada por un genocida bloqueo de Estados Unidos desde hace sesenta años, pudo llevar a 69 deportistas a Tokyo, mientras que fueron 370 los representantes de Canadá, y 301 los de Brasil.
La meritoria labor de los deportistas cubanos en estas Olimpiadas constituye también un regalo especial que recibirá el próximo viernes, en el aniversario 95 de su nacimiento, el Comandante Fidel Castro, porque fue el líder histórico de la Revolución Cubana el máximo impulsor del deporte en Cuba, hasta convertirlo, junto a la salud y la educación, en un derecho del pueblo.
