
Rodaje de la película Teófilo
por Odette Díaz
El verano moscovita arropó con su aliento colorido el rodaje de una película que no solo habla de un hombre, sino de una época, Teófilo Stevenson (1952-2012).
Las filmaciones consituyeron esenario para que el actor cubano Kike Quiñones caminara por la Plaza Roja de la capital rusa con los ojos abiertos como un niño frente a una postal que siempre soñó tocar. «Sentí una emoción impresionante», comentó.
“Verme ahí, representando al maestro Alcides Sagarra, me llena de orgullo”, sentenció visiblemente emocionado.

Kike Quiñones
Cuenta que llegó de último al casting del filme de ficción “Teófilo” que narra la historia del tres veces campeón olímpico del boxeo cubano, dirigido por Alejandro Gil.
Se entregó a un entrenamiento intenso, al estudio técnico del deporte de los puños y a la memoria viva de un entrenador irrepetible. «No era interpretar a cualquier entrenador, era a Alcides, que es único».
Conversó con su familia, con sus púgiles, y en cada palabra fue dibujando un personaje de carne, voz y sombra. “Uno deja de ser el actor para empezar a pensar como el personaje”, pues en sus hombros carga la responsabilidad de llevar el hilo narrativo de la propuesta cinematográfica.
A su lado en el plató, el actor antillano Jorge Martínez, quien viste la piel de Roberto, un comisionado de boxeo que demuestra en sus gestos el peso de las decisiones políticas y deportivas de los años 70.

Jorge Martínez
«Es una película necesaria», asegura. “Habla de la gloria de nuestros deportistas, de aquellos que muchas veces olvidamos”.
El guion lo sedujo desde la primera lectura, tanto, que regresó al país solo para sumarse al proyecto. “Cada personaje para mí es como si fuera el primero o el último”, confesó.
En ese sentido, enfatizó que “Teófilo” es un homenaje a grandísimos deportistas que dieron tanta gloria a Cuba, pero era también necesaria para que marcara el inicio de un ciclo donde desde el audiovisual se reconozcan tanto a glorias deportivas, como artísticas, que tiene Cuba y que muchas veces quedan olvidadas.
Una de los lentes que da forma a esta historia es el del director de fotografía ruso Aleksandr Nosovsky, realizador de los estudios cinematográficos Mosfilm, institución del gigante euroasiático a cargo de la coproducción del filme de la mano del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos.

Aleksandr Nosovsky
Nosovsky mira a través de la cámara con una sensibilidad que no conoce idioma. Para él, capturar esta historia ha sido como redescubrir la memoria compartida entre dos pueblos que durante décadas se miran como hermanos. “Filmamos con la emoción de quien revive una época con el corazón”.
Y en medio de una triada de palabras, Quiñones resume el vínculo ruso-cubano para dar vida a “Teófilo” como un ejercicio de colaboración y respeto hacia el cine cubano.
“Y nosotros necesitamos ese tipo de intercambio. La escuela rusa de cine es de las mejores de la historia, pero Cuba también tiene una experiencia grande que aportar”, recalcó.
En este encuentro -cultural, técnico, humano- se levanta esta cinta como un homenaje. No solo a Teófilo Stevenson, sino a una generación. Una que sudó gloria entre las cuerdas y dejó cicatrices luminosas en la historia del deporte cubano, que hoy se traslada al arte. (Tomado de PL)